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Mucha gente dice que quiere clientes, pero lo que no quiere aceptar es la verdad. Y la verdad es que no tiene ni idea de cómo conseguirlos. Sí, limpias bien. Sí, eres responsable. Sí, eres puntual. Y eso está perfecto. Pero eso no te consigue clientes. Porque los clientes no llegan solos. No llegan por magia. No llegan nomás porque limpias bonito. Tú puedes ser la mejor limpiadora del mundo… Pero si nadie te conoce, si nadie ve tus servicios, si nadie te encuentra… entonces, no te van a contratar. Y es aquí donde muchas personas se equivocan. Piensan que lo único que necesitan es que “alguien los recomiende” o que “Dios les mande clientes”. Y sí, Dios ayuda. Pero también espera que tú te muevas.
 
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